Diálogo
con Diego Trelles Paz, ganador del Premio Francisco Casavella 2012
por su novela Bioy.
"Abriendo mi ejemplar de Bioy, listo para darle curso" |
A mediados de 1996, en una
casa de Miraflores, jóvenes estudiantes universitarios se reunían para dar
rienda suelta a sus instintos melómanos y concebir bajo la dirección de dos
adultos ya cuajados, una edición más de “Caleta”- una revista de rock. Fue en
esa ocasión que conocí a Diego Trelles, ambos estudiábamos ciencias de la
comunicación pero en diferentes universidades, con el paso del tiempo Diego dio
un gran salto al iniciar su camino como escritor y publicar con “Caleta” su libro de relatos “Hudson el
redentor” en el año 2001.
Diego partió al extranjero hace
doce años e hizo un doctorado en literatura hispanoamericana en la universidad
de Texas en Austin, Estados Unidos. En el 2005 publicó en Barcelona, “El
círculo de los escritores asesinos”, y en el 2009 su antología de nueva narrativa latinoamericana “El futuro
no es nuestro”.
Su reciente novela Bioy,
ganadora del premio Francisco Casavella 2012, de España, ha recibido comentarios
por demás halagadores de parte del jurado.
Fotografía: La República. |
Bioy es una novela “salvaje
y radical que construye un complejo mosaico sobre la violencia, el horror y la
degeneración humana”*, de relato ágil pero a la vez crudo y enriquecido con algunas
dosis del más “puro” humor negro e ironía, si bien se puede contextualizar
dentro del género policial, Bioy posee una complejidad que la lleva hacia la
novela total. La historia trata de Humberto Rosendo, un agente del
SIN, que se infiltra en una de las bandas más sanguinarias de Lima liderada por
Bioy, un enigmático sujeto que debe conducirlo al verdadero objetivo de la
operación, el narco Natalio Correa. Diego nos confiesa que el nombre de Bioy es
por su admiración al escritor argentino Adolfo Bioy Cáceres, quien frecuentó la
literatura policial, fantástica y ciencia ficción.
La presentación de Bioy en la IV edición de la Feria del Libro
en Arequipa sirvió para volvernos a encontrar después de 14 años y sostener una
conversación que se prolongó y culminó con una breve entrevista on-line a su
regreso de la ciudad blanca. En donde dialogamos además de Bioy, sobre su
percepción actual del país, nuestro alicaído periodismo y hasta un pequeño
“mensaje a la conciencia” a los futuros escritores.
Diego, ¿Cuáles consideras que son las piezas claves de tu novela Bioy que
contribuyeron a obtener el premio Casavella 2012, de España y recibir tan
buenos elogios del jurado?
La verdad es que no lo sé.
No escribí Bioy pensando en que
podría ganar un premio. De hecho, durante todo el tiempo pensaba que, por su
violencia, por los pequeños retos a los que somete al lector, por su
complejidad formal, sería difícil publicarla.
Debo
confesar que recién he comenzado a leer tu novela, pero al darle una ojeada y
tras escuchar la lectura que le diste a algunos pasajes de la misma en la Feria
del Libro en Arequipa, me gusta la facilidad con que se deja leer y los
flashback que utilizas en los relatos pero llama la atención una narrativa
llena de crudeza y desgarro en los detalles,
¿Cuál fue tu objetivo al utilizar esos elemento en Bioy?
El Perú que aparece en la
primera parte de Bioy —el de los
ochenta, donde se conjugaban el desastroso gobierno de Alan García y la
violencia hiperbólica del conflicto interno— es un país en el limbo, una nación
en bancarrota, moral y económicamente rota.
Sabía que para relatar esta violencia tendría que violentar la
estructura, el lenguaje, la forma pero, además, tendría que narrar sin ninguna
condescendencia ni complicidad con el lector.
Has manifestado que en Bioy, se enfoca “la lucha contra la amnesia, contra la
amnistía, contra el borrón y cuenta nueva” ¿Qué factores, instituciones o
personajes de la sociedad peruana consideras tú que están contribuyendo a ello?
Hay toda una maquinaria de
medios, partidos políticos, sociedad civil (muy ligada al Opus Dei) y
personajes clave de la Iglesia Católica con un objetivo muy claro: tirarse
abajo la labor de la Comisión de la Verdad, liberar a Alberto Fujimori de cara
a las próximas elecciones, y destruir todo aquello que impida la inversión
indiscriminada dentro de un sistema capitalista en el cual el empresario se
enriquece pasando por encima de todo de la manera más canibal. Al mercado no le
interesa que la gente recuerde el pasado bárbaro que él mismo forja.
¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas durante el periodo que mantuviste una
comunicación continua con Roberto Bolaño?. ¿Cómo han influenciado algunas de
ellas en tu manera de escribir?
En realidad, lo de Bolaño
fue un consejo de un escritor admirado a uno que era muy joven y estaba como
huérfano. El dijo: “Cada día que pasa me voy dando cuenta de que el acto de la
escritura es un acto consciente de humildad”. Yo lo escuché e internalicé su
consejo.
Estuviste
fuera del país más una década ¿Cómo
encuentras el periodismo peruano 10 años después? Y ¿cómo ves al Perú “post –dictadura”?
En el periodismo casi se ha
formalizado el cargo de periodista-lobbysta-empresario que ofrece sus servicios
para tirarse abajo o realzar a tal o cual candidato, a tal o cual minera. La
mayoría de esos hombres poderosos que se dicen periodista escriben con los
pies. No son periodistas sino gángsters y lo que ofrecen y comercian es poder.
El Perú ha crecido mucho y eso es definitivamente loable pero sigue siendo un
país de profundas desigualdades sociales donde impera el racismo y el clasismo.
Además de eso, el chauvinismo** es casi la nueva enfermedad del ciudadano
promedio. Todos hablan de lo bien que se
come, pocos recuerdan que, entre tanta supuesta opulencia, el sueldo mínimo es
de 250 dólares.
¿Cuál sería tu mensaje para aquellos que desean iniciar una carrera como
escritor?
Lean y escriban. Todo lo que
puedan. No importa el género. Observen el mecanismo de las buenas novelas. No
escriban pensando en lo que pueden obtener de la literatura. Si esa es su
manera de pensar en ella, van muertos.
Notas
*Extraído del comentario de la editorial
** Palabra que significa un patriotismo exagerado y desprecio por lo extranjero.
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