Las cinco muertes ocurridas durante los enfrentamientos entre las fuerzas de orden y los manifestantes anti-Conga en Cajamarca, han puesto de manifiesto otra vez la incapacidad del gobierno para resolver conflictos sociales. Que por cierto es un legado heredado de los gobiernos de Alan García y Alejandro Toledo, que también tuvieron muertos en su haber.
Tras el mensaje a la nación del presidente Humala, que en pocas palabras dijo: "Conga va", los animos se caldearon aún más en Cajamarca, estallando el caos en Celedín y la posterior declaratoria de estado de emergencia fue percibida por los agitadores como una provocación de la cual ya hemos visto sus resultados -cinco muertos. ¿Héroes o víctimas de la estupidez?.
A pesar que el presidente declaró en más de una vez que su mensaje es
el del diálogo, hay cifras que dan que pensar: 15 muertos en 11 meses de
gobierno a causa de los conflictos sociales. Parece que la fuerza desmedida
es el lenguaje que está usando el mandatario y sus representantes, ante
la clara incapacidad de negociación, impotencia y falta de confiabilidad que han demostrado
para negociar con grupos antagonistas.
Por el otro lado, Gregorio Santos ha mostrado lo que realmente es, al
exhibirse en el velatorio de una de las víctimas, cargando el ataúd del
fallecido. Haciendo todo un circo a costa del dolor ajeno, provocado por
él mismo. Sabemos cuales son los intereses políticos que pesigue este tipo,
que son en realidad su verdadera fuente de inspiración, y no la
protección de Cajamarca.
Al respecto Ollanta Humala ha declarado: "Siento asco por quienes buscan
beneficios políticos con los muertos de Conga". ¡Qué irónico!, pues la
población cajamarquina le podría replicar "sentimos asco por quien nos
mintió para alcanzar una meta política y nos prometió agua en vez de
oro".
Ante este conflicto entendamos que el Perú es un país minero, el oro era
la fuente de riquezas de muchas de sus antiguas culturas, es un
recurso oriundo de nuestro suelo así como otros minerales, es imposible
que vivamos desligados de la actividad relacionada a estos elementos.
Otro aspecto que debemos entender es que
en Cajamarca y sobre todo en los lugares de la serranía se respira
mucho resentimiento ante todo lo que represente grupos de poder,
ya sean políticos y económicos, o las grandes transnacionales, son pueblos que
siempre se han sentido olvidados y marginados por el gobierno. No han
podido "palpar" los beneficios del canon minero, gracias a las incapaces
administraciones de los Gobiernos Regionales que no han distribuido
apropiadamente los millones que recaudan.
Este conflicto nos demuestra que el Perú sigue siendo un país dividido por
esa disputa ancestral e innecesaria entre poderosos y pobres, promovida
por el racismo, clasismo, regionalismos, y etcétera de posiciones idiotas y
oriundas desde la concepción de la república. Seguimos sembrado las
ideas contra con el "anti-imperialismo Yanqui", el odiar al que tiene más
dinero y demás posiciones por demás absurdas.
A pesar de la muerte del comunismo en el siglo pasado, existen todavía mucho izquierdista
extremista, resentido social dentro de las autoridades políticas, en el
periodismo, en las universidades y colegios de la serranía; la mayoría
de mis parientes son esa parte, y desde pequeño siempre escuché en la
mayoría de ellos, su rollo comunista y anti-imperialista pero nunca
propuestas inteligentes de cómo generar riquezas sino la de un estado
paternalista.
Los conflictos sociales en el Perú es un problema muy complejo que
requiere la convocatoria de antropólogos, sociólogos, psicólogos, y
demás personas especializadas en el tema que dejen a un lado su bandera
política, intereses personales e intransigencia. No más ignorantes que sólo defienden
sus posturas como lo han demostrado los anti-mineros, el
gobierno y los propios empresarios mineros.
Se ha convocado al sacerdote católico Cabrejos, para que sirva como medidador en el problema; mientras que por el lado del gobierno la vicepresidenta Marisol Espinoza ha criticado al premier Óscar Valdés en su participación ante la crisis social que se vive en Cajamarca, a esto le sumamos los comentarios adversos del ex-primer ministro Salomón Lerner y ex-congresistas nacionalistas. Por su parte Humala sale a declarar sobre la lucha en el Vrae y se sigue haciendo el "tercio" ante este conflicto.
Hay pues mucho pan por rebanar en este asunto, sólo esperamos que no siga habiendo más víctimas ocasionadas por la necedad de ambos sectores y dejemos de una vez de promover en la población esa tontería de la lucha entre ricos y pobres, que sólo generan intolerancia y muertes inocentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario